¿Por qué es clave la digestibilidad de los forrajes para mejorar la rentabilidad de una ganadería de vacuno de leche? Porque es la única parte de la alimentación de la vaca sobre la que el ganadero puede tener cierto control, a través de la búsqueda de forrajes que tengan mayor digestibilidad, y por tanto, que permitan obtener más leche y de mayor calidad por kilo de materia seca y menos problemas digestivos.
Para ello el maíz se deben cortar en el momento adecuado, para que tengan e máximo de fibra digerible y de proteína y almidón. La digestibilidad de la fibra determina la rentabilidad de una ganadería.
Todo ello depende del momento de corte, pero también de la evolución de la planta durante su cultivo, en especial si recibió agua en los momentos adecuados para evitar el estrés hídrico.
“El tamaño óptimo de picado del maíz forrajero está en los 2 centímetros de largo por partícula”
¿Como influye el tamaño de las partículas en la producción de leche y en las calidades?
En el caso del maíz forrajero, el tamaño óptimo está en alrededor de los 2 centímetros de largo.
Sin embargo, todo va a depender de como maneje el productor los comederos, porque si tengo un picado y un mezclado óptimo, pero no hay suficiente espacio en los comederos para todos los animales y un arrimado frecuente de la comida, no será efectivo. De lo contrario, las vacas dominantes comerán una ración y las vacas sumisas otra, y al ganadero lo que le interesa es que todas las vacas consuman una ración similar.
Además, es necesario fijarse en la comida que queda en el pesebre después de que coman las vacas, porque en teoría debería ser igual a la que se le ofreció en la ración. Es decir, si en el comedero queda fibra larga es que los animales están seleccionando.
En el caso del maíz forrajero, el tamaño óptimo está en alrededor de los 2 centímetros de largo. Sin embargo, todo va a depender de como maneje el productor los comederos, porque si tengo un picado y un mezclado óptimo, pero no hay suficiente espacio en los comederos para todos los animales y un arrimado frecuente de la comida, no será efectivo. De lo contrario, las vacas dominantes comerán una ración y las vacas sumisas otra, y al ganadero lo que le interesa es que todas las vacas consuman una ración similar.
Además, es necesario fijarse en la comida que queda en el pesebre después de que coman las vacas, porque en teoría debería ser igual a la que se le ofreció en la ración. Es decir, si en el comedero queda fibra larga es que los animales están seleccionando.
En Latinoamérica como en todo el mundo, la ración está delimitada por los costes de producción. Si la situación económica permite dar más cantidades de concentrado en la ración se da, llegando a niveles de 60% de concentrado en la dieta y 40% de forraje, siempre que la relación precio de concentrado y precio de la leche lo justifique. En Estados Unidos es muy difícil que se baje de un 30% de concentrado en la ración, o lo que es lo mismo, entre 300 y 250 gramos por litro de leche.
Por otra parte, cuando se apuesta por una genética en los animales que demandan un nivel de energía, si no se acompaña con forraje con mayor fracción energética se pueden generar problemas a la vaca.
Categorías:Ganadería, Salud Animal