Es importante ajustar el contenido en fósforo de las raciones para evitar un aporte excesivo, ya que el animal lo elimina al mediocon consecuencias para el ecosistema. El objetivo es lograr la máxima producción con el menor coste económico y ambiental

El objetivo principal de formular las raciones para el ganado es lograr la máxima producción con el menor coste económico y ambiental posible. Es necesario lograr el equilibrio entre estos tres factores: productivo, económico y ambiental. Este propósito se puede aplicar a la ración en su conjunto y, por extensión, a cada uno de los diferentes nutrientes. El fósforo es uno de los que tiene mayores implicaciones en los tres ámbitos citados. A continuación se analizan con mayor detalle.
El fósforo como factor condicionante del rendimiento productivo
En los animales, aproximadamente el 80% del fósforo presente en el organismo forma parte de los huesos y de los dientes que, a su vez, ejercen la función de reservorio de este mineral. El 20% restante se encuentra en otros componentes (tejidos blandos, sangre, etc.), donde participa en diversas funciones biológicas como la transferencia de energía, el transporte y metabolismo de los ácidos grasos, la formación de proteínas, etc.
En el caso de los rumiantes, el fósforo es, además, necesario para el funcionamiento de la microbiota del rumen, donde la importancia de este elemento es doble. Por una parte, la actividad de esta población microbiana es imprescindible para que los rumiantes puedan utilizar de forma eficiente los forrajes. Por otra parte, un correcto funcionamiento asegurará un mejor aprovechamiento del fósforo fítico presente en la ración, gracias a la actividad fitasa de los microorganismos.

Dada su importancia en el mantenimiento de las funciones biológicas, una deficiencia en los aportes de fósforo conlleva serios efectos negativos (Underwood y Suttle, 2002). Los primeros signos que se observan son de carácter general, y no se asocian con frecuencia a una deficiencia de fósforo. Se observa una reducción de la ingestión y de la utilización del alimento, con la consiguiente merma en el ritmo de crecimiento. También puede aparecer un fenómeno denominado pica, que consiste en una alteración del apetito (ingestión de tierra, huesos, etc.).
Si la deficiencia persiste, el animal pasa a mostrar anorexia y pérdida de peso. A su vez, aparecen otros signos que varían según el estado productivo en el que se encuentre el animal (disminución de la fertilidad, retrasos en la concepción, descenso en la producción de leche, etc.).
Para evitar su déficit, se incluyen fuentes minerales de fósforo de forma rutinaria en piensos y raciones, generalmente fosfatos de origen mineral (meta, piro u ortofosfatos). Además, la tendencia hasta hace relativamente poco tiempo ha sido formular dietas con un elevado margen de seguridad, que suele traducirse, generalmente, en un aporte excesivo de fósforo.
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